lunes, 11 de noviembre de 2013

UN POCO DE HISTORIA DE LA MODA - LAS MUJERES NECIAS SIGUEN LA MODA, LAS PRETENCIOSAS LA EXAGERAN; PERO LAS MUJERES DE BUEN GUSTO PACTAN CON ELLA.

¿CUANTO PODER TIENE EL VESTIR?



"La moda no sólo está hecha para embellecer a las mujeres, sino también para darles seguridad y confianza", esto lo decía el afamado Yves Saint Laurent y con mucha razón. Aunque deberiamos o deberia añadir algo más: también aporta poder. Más allá de cubrir una necesidad, la vestimenta nos sirve para construir nuestra identidad. (Me acuerdo de una frase un poco que dijo COCO CHANEL, no con estas palabras pero si parecidas: Cuando una mujer va mal vestida todos se acuerdan de su ropa, cuando va elegante y bien vestida, todos se acuerdan de la mujer.). Tambien dijo algo que repito yo (Lucia N. constantemente, "La moda no se hace, se nace", pero ¿verdad que podemos pulirla con el tiempo, con estilistas, con buenos asesores, etc..dejaros asesorar pero siempre conservando vuestra propia identidad. Esto lo digo siempre en mis sesiones de estilismo.
Cada prenda nos define y cada estilismo nos empuja a hacia el reconocimiento dentro de un círculo social. La moda sin duda alguna, tiene poder. Esto es algo que sabemos todas las mujeres (y/o hombres, cada vez más metidos en la misma y mas metrosexuales, ¿no?). Y aún más concretamente, algo que dominan aquellas mujeres y hombres que ostentan altos cargos públicos: El poder en el vestir.
Mi consejo respecto a lo dicho es que siempre debemos adaptar nuestra economía a nuestra vestimenta. Lo bueno vale su precio, no es lo mismo comer sucedáneo de trucha que un caviar autentico, ¿verdad?, a que tampoco es lo mismo llevar un calzado de pulipiel que uno de piel auténtica?, pues nada tiene que ver. El de piel se va adaptando a nuestra forma de los pies, se amolda, como los jeans, no suelen hacer rozaduras (siempre y cuando nos compremos el modelo, tacon, talla etc adecuados). Por eso en MENGUAL CONCEPT STORES y en Lucia N. (mi propia filosofia de firma), lo bueno tiene su precio, ¿verdad? además un bolso de firma, de piel, elegante, de buena calidad dura muchísimos años. En cuanto a mis otras lineas más economicas son mas efímeras, no tienen esa duración como en LU o LUCHIC. (Pasaros por nuestras webs, canales, tiendas, etc y lo podreis comprobar. Nos hemos adaptado a la situación economica, pero lo inevitable es que no podemos dejar a un lado lo glamouroso, lo lujoso y con buena calidad CALIDAD=PRECIO MAS ELEVADO=MAS DURACION=MAS LUJOSO...Siempre ante las copias de cualquier firma me he reiterado que nunca compraria, y nunca jamás lo he hecho, una imitacion de un bolso de PRADA o un colgante de CARTIER, ni un reloj ROLEX FALSIFICADO, prefiero ir con un swatch de calidad y precio moderado, un bolso de piel a mejor precio, una camisa de ZARA si no me puedo permitir una de PAUL & JOE o de Bluemarine, Chloe....¿opinais cómo yo?
La mujer, en el transcurso de la historia, siempre ha estado un paso por detrás  del hombre. El legado de un rol preestablecido (machismo), relegado a los quehaceres del hogar y la familia, siempre la apartó de las esferas del poder, reservada a las figuras masculinas. Por ello, llegados al último cuarto de siglo XX (yo que he leido tanta historia de la moda por mi trabajo y porque me ha gustado.), una vez la mujer se introduce de pleno en el mundo laboral y, aun más, irrumpe los altos cargos de esferas directivas y públicas, la gran cuestión femenina se materializa con fuerza, al acecho de cualquier atisbo de vulnerabilidad: ¿QUE ME PONGO? El traje del poder, esa prenda capaz de transmitir una imagen de autosuficiencia y liderazgo, capaz de liderar opiniones sutilmente y capaz de seguir aportando la sensualidad femenina que, así, permiten a esa mujer líder singularizarse del hombre.
"La moda no sólo estaba hecha para embellecer a las mujeres, sino también para darles seguridad y confianza, y permitirles asumirse."


Poder con historia

La fuerza del traje del poder hoy en día la practican a diario, aunque no nos demos cuenta, todas las mujeres que están en boca de la opinión pública. Aunque lo cierto es que el origen de ese concepto, la realización de ese poder, radica unos cuantos siglos atrás. El cuándo lo dicta la década de 1850 y el quién una mujer, Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III y emperatriz consorte de los franceses. Aunque sus orígenes la ataban a España, su implicación con el reinado francés y su activa participación en política, aunque desde un segundo plano, son remarcables. ¿Su gran logro? Recuperar la estabilidad del imperio gracias a sus vestidos.
Dicen que uno debe estar cerca de sus amigos pero aún más de sus enemigos. Y eso mismo hizo la emperatriz. En pleno contexto de inestabilidad frente a un repentino segundo imperio que mucho recordaba al ostento erradicado de Versalles, la población de Lyon era la que mayor hostilidad contra el imperio concentraba. Aunque no sólo hostilidad: también un fuerte núcleo de productores textiles. Teniendo esto en cuenta, Eugenia de Montijo tomó una acertada decisión: hizo limpieza de todos sus caprichosos y caros vestidos y exigió al célebre sastre Charles Worth – hoy en día conocido como padre de la Alta Costura – que le confeccionara nuevos trajes hechos única y exclusivamente con tejidos procedentes de los talleres de Lyon.

Retratos de Eugenia de Montijo, arriba, y etiqueta de Charles Worth, considerado el ‘padre de la Alta Costura’, abajo / Gazzette
Nadie supo que pretendía aquella mujer, que podía ostentar a los mejores tejidos del mundo, queriendo lucir cuál cortina de salón en los grandes actos públicos. Y probablemente, de haber existido internet, no se hubiera librado de aparecer semana tras semana en el listado de las peores vestidas de la corte ni se hubiera escaqueado de algo como #untrajeparaeugenia en Twitter. Pero los hechos marcaron la realidad: la simpatía de la emperatriz hacia los gremios de su imperio valieron un gran reconocimiento popular hacia la corona. Solo una mujer pudo tener una idea así.

Mujer poderosa, mujer valerosa

El tiempo pasa. Y las costuras siguen ejerciendo ese poder. Así lo demostraron las primeras mujeres líderes de nuestro tiempo, siendo Margaret Thatcher el gran referente. Por muy Dama de Hierro que fuese, la que fuera la primera primer ministro del Reino Unido supo reinar en un mundo de hombres con elegancia y soberbia sin perder feminidad. Traje de falda, generalmente de color azul – un guiño bien pensado hacia su partido – y aderezado con un collar de perlas que la alejaban de la ostentosidad y le aportaban la imagen de mujer tradicional en quien confiar.
Tatcher marcó un antes y un después. Pero ese mismo detallismo por la imagen del poder, aunque adaptando el estilo al interés del momento, ha sido adoptado por las subsiguientes caras públicas femeninas. Si no, fíjense en Angela Merkel, quien cuida al más mínimo milímetro un vestuario clásico de traje pantalón que le aporta esa firmeza alemana aunque sin olvidar el toque de color que le abre las puertas al público. La canciller, además, sabe jugar bien sus cartas y es que el pasado 20 de septiembre, durante la jornada de reflexión, supo ejecutar una infalible jugada política mostrándose públicamente haciendo la compra como cualquier mujer, vestida como cualquier mujer, y mostrando a los alemanes, 48 horas antes de las elecciones, que ella es una mujer más. ¿Resultado? Victoria devastadora.
Pantone Angela Merkel
Pantone Merkel. La segunda Dama de Hierro no varía mucho su estilo pero sí el color / The Guardian

Low cost en tiempos de crisis

¿Y qué hay del panorama nacional? El descontento actual respecto al gobierno lo marca nuestro letargoso contexto de crisis económica. El mensaje que desean transmitir las líderes féminas es claro: comprensión. Empatía. ¿Y cómo lo consiguen? Dejando el esplendor de las grandes firmas y apostando por el low costY más allá de Soraya Saenz de Santamaría, siempre tendenciosa, o Ana Pastor, amante de las blazers pase lo que pase, de entre todas, quien merece ser digna de análisis es Esperanza Aguirre. La ex presidenta de la Comunidad de Madrid se alza como la reina del low cost y allí donde va reitera el origen de su atuendo como si tratara de gritarnos un hola-pueblo-es-mala-época-y-yo-también-visto-de-Zara.
Pero no es la única. La moda low cost se ha convertido en una potente arma política.Esa empatía con el pueblo en momentos de austeridad también la han protagonizada, desde la retaguardia, las primeras damas Michelle Obama, con su vestido de 69€ de Asos, o Valérie Trierweiler, mujer de François Hollande, y su estilo BoBa desenfadado – acrónimo de burguesa bohemia. Una tendencia que traspasa estrados de poder y llega a la realeza, siendo el gran ejemplo Kate Middleton, cuyo estilo siempre ha sido foco de atención y con el que remarca su origen de no sangre azul – y por ende su proximidad y empatía con el pueblo – luciendo con maestría, y como podría cualquier mujer, vestidos de Asos.
Michelle Obama celebró la reelección de su marido con un vestido de Asos de 69€ – rebajado a 23 – lanzando el mensaje de que en la Casa Blanca no se aferran a la ostentosidad  / ABC News
Ella marca tendencias y su estilo low cost es muy copiado. Su vestido de lunares de Topshop ($76) causó gran revuelo mediático; también apuesta por Zara en la segunda imagen; y, por último, se considera fiel de las firma británicas Reiss y Whistles, aquí en granate y en azul  / YoDona
El homónimo de Middleton en España, Letizia Ortiz, también sigue esa filosofía.Dispuesta a defender sus orígenes populares y a empatizar con la ciudadanía, la princesa de Asturias se ha aliado a las colecciones de Mango dibujando el mensaje de que ella es como todos y que cualquiera puede lucir igual que la realeza. Incluso Belén Esteban, la otraprincesa del pueblo, con quien compartió estilismo.
Pero más allá del juego político de la moda low costla gran apuesta de las grandes damas españolas radica en el diseño de autor con denominación de origen. Jesús del Pozo, Miguel Palacio, Alejandro de Miguel, Margarita Nuez o, sobre todo, Lorenzo Caprile son algunas de las firmas made in Spain que visten a la realeza, sobre todo cuando se trata de representar la marca España en actos internacionales. A veces, rozando incluso el extremo y es que ¿no podía ser un poco más sutil la infanta Elena en la boda de Victoria de Suecia con el traje gala torera de Caprile? Puede que haya heredado el gusto de su madre, cuyo fetiche por las marcas españolas también responde a un incansable esmero por demostrar que aun no se de aquí su sentimiento español es de una autenticidad incuestionable.
A Letizia le pasa algo con Mango. Su amor por la firma catalana inició con el archiconocido – y copiado – primer vestido (69€) que lució también Belén Esteban días antes en Salvame Deluxe. ¿Resultado? Agotado en tiendas en menos de 24 horas / Politicaymoda.com    
Todas las mujeres tratamos de decir algo cuando nos vestimos. En el trabajo querremos transmitir profesionalidad. En una cita nuestra ropa atraerá miradas. En familia seguramente dominará la comodidad. En las altas esferas públicas el traje del poder es el símbolo que refuerza el valor del mensaje y que lo proyecta hacia la opinión pública. El poder en el vestir es esencial dentro de una sociedad que analiza hasta el más puro detalle. Y es que, a fin de cuentas, todas guardamos en el fondo de nuestro armario un traje de poder. Ese traje que desempolvamos cuando queremos sacar todas nuestras armas de mujer.

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